martes, 19 de agosto de 2008

Sangre y Primeros Planos


Sangre y primeros planos podría resumirse de las películas de Mel Gibson como director, productor, actor, guionista, y todos los roles que pueda acaparar. A Mel le gusta mucho impresionar, lejos de respetar el espíritu de las historias que cuenta, se dedica a extraer de ellas lo más extraordinario para exponerlo en la pantalla de la manera más grandilocuente posible. Y si no hay momentos extraordinarios en las historias puras, los inventa. Sus héroes son perfectos, luchan por objetivos más que dignos y no decaen jamás. Mel les quita humanidad, los saca de la contradicción humana y los pone en la estática eternidad de lo perfecto. Así vemos a un William Wallace en Corazón Valiente que no teme nada, que lucha por su pueblo, pero no en cualquier momento, sino cuando asesinaron de manera sangrienta a su mujer, su móvil personal se disfraza de causa colectiva en la película de Mel. En La Pasión de Cristo nos muestra a un Cristo chorreando sangre y en primeros planos todo el tiempo. Los primeros planos en cine son aterradores, insoportables si se los mantiene o se abusa de ellos, marean, estorban, agotan. Y eso parece querer hacernos Mel con tanto primer plano chorreando sangre.
Las mujeres no cuentan para Mel. Son débiles, poco potentes. La chica celta muere tranquila sin patalear ni hacer absolutamente nada, la Virgen María de Mel es una madre extraña que, lejos de morir de dolor y pelear como una fiera por su hijo (como haría cualquier madre humana), se esconde tras las columnas espiando el sufrimiento de Jesús. La mujer de Garra de Jaguar en Apocalypto, espera embarazada y con su hijito en un pozo mientras transcurre todo el drama. Mel muestra mujeres resignadas, poco potentes, poco mujeres.
Su última película, Apocalypto está situada en el fin de la civilización maya, y Mel (bastante contradicción surgió a partir del supuesto mal uso del lenguaje maya y la mezcla de datos históricos inexactos) insiste en hacer chorrear bastante sangre. Finalmente nos muestra una historia poco verosímil desde el guión. El personaje principal no se cansa nunca de correr, no termina nunca para él la tragedia, ni siquiera se asombra cuando ve carabelas españolas llegando a su tierra americana.
Las películas de Mel son una sucesión de hechos trágicos, la persecución no se acaba nunca, la muerte no se acaba nunca, el dolor no se acaba nunca, la sangre no se acaba nunca, y los primeros planos son eternos.
Los personajes de Mel son demasiado fuertes, demasiado dignos, demasiado buenos, demasiado héroes. No sienten miedo, ni codicia, ni sed de gloria. No son inseguros ni vanidosos, ni injustos. Los personajes de Mel no son seres humanos.

1 comentario:

Ale dijo...

Bueno, bueno, bueno..... algo más lindo para decir de Mel??? jaja!
Igual me encanta!!
Y debo admitir que tus palabras son bastante ciertas!
Saludos desde Bari espero que estés muy bien!
Un abrazo.