lunes, 28 de diciembre de 2009

FLOR SILVESTRE

Este poema pertenece a LETAL INTENSIDAD.























Herida la niña esencial que soy
desaparecida.

En mí misma escondida.
Elijo morir en tí.

Nunca estuve en ese lugar
no te pertenecí jamás.

Aparezco
y desaparezco con la misma rapidez.
Llego y me voy.

Como un junco me arqueo
y me enderezo
según el viento de tu olvido.

Soy solo una brisa en tu rostro de viajero
te libero del calor de este tiempo
infierno hostil
que consume a nobles como tú.

Flor silvestre en tu caudal.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

TU SUPERFICIE, MEDEA
















Cuper. Medea.
CuperMedea y ese hipnótico talento suyo.
La encuentro con la mirada una noche y omití decirle que sus palabras punzan, entran, destajan y descubren (no me atreví porque eso lo escribí intuyéndola, mucho antes de conocerla, de saber que me vería, porque CuperMedea ve a la mujer que somos todas).
CuperMedea encanta la serpiente que llevo en mi cuello y la leo hipnotizada.
Cuper? Medea?
esa niña desbandada.
tuve un sueño
cabalgaba sobre una piel
tan suave
blanco negro blanco.
sonreía
y el pelaje bello entraba en mí
sonreía
cosquillas en el velo del paladar.
me despertaba
y seguía corriendo sobre sí
la cebra
yo adentro de ella
ella creciéndome en el movimiento
nada cruel.
tuve un sueño
que seguía allí
se detenía en la orilla
a beber
el animal que era
ella
el animal que era
yo.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Puerto Madryn

Puerto Madryn a la tarde. Un ácido y agradable aroma a jazmines me traspasa y también la ansiedad de ver a Murillo porque finalmente voy a hacer su documental. El genio al que admiro y repelo, temo y sobrevuelo intrigada, como la indómita mariposa que soy en el primer poema de LETAL INTENSIDAD, que presentaré también en Madryn.
Madryn que me dio hace unos años el extraño privilegio de invitarme a morir ahí con mi pulmón enfermo, que me dejó seguir y me marcó con la brutal cicatriz que llevo en mi intercostal derecho.
Madryn cree que me debe una y me la debe.
(casi me tragaste Madryn aquella vez)
¿Por eso ponerme un arcoiris apuñalando de color el horizonte?
La belleza de esta tarde insulta descaradamente su deuda. Y ya no la recuerdo más.

lunes, 7 de diciembre de 2009

¡Bon Apetit, con Melbik!



















Un cuento mío sin editar aún, regalo para quienes festejan la ironía!

“Buenas noches y bon apetit para todos!”.
Facundo cierra así su programa de cable numero cincuenta y cuatro. Recoge de la mesa los bol vacíos, Martina mira cómplice al cocinero que jamás le devuelve la mirada, se lleva resignada todos los útiles sucios y los pone a lavar mientras Facundo, soberbio, saluda quienes han venido a ver su programa. Hasta han tenido que armar una pequeña tribuna para las curiosas que vienen a tener en vivo, las recetas del exótico, erótico e hipnótico Facundo Melbik. Hasta suelen colarse un par de muchachos que con gusto se servirían a Facundito. Y todos, todos, buscan la mirada de Facundo, lo observan. Aburridas amas de casa de barrio bien, se acercan el canal del barrio bien a observar al exótico Facundo, que cada vez ajusta más su delantal para marcar sus atributos, para que las señoras sueñen, sueñen cocinarse por fin en sus ardores de cocinero viril y dedicado.

El sexy cocinero recibe gustoso y juguetón los elogios y vuelve solo a su penthouse, a ver en su gran home theatre las películas inglesas que tanto le gustan. Ya casi ha rayado el DVD de “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante”, ya ha soñado mil veces ser el cocinero, ser el ladrón y ser el amante. Pero siempre concluye que él no necesita eso, él es Facundo Melbik, “¡El gran Facundo Melbik, Cocinero”!, como le gusta decirse para darle una cosa bonachona y cercana al publico, aunque en privado solo quiera seguir siendo el exótico, el inalcanzable “cheff”, con muchas efes.Facundo se despierta por el teléfono que no lo respeta. que suena y suena sin saber que él es un divo, y necesita dormir. El cocinero no contesta y el mensaje recae sobre el contestador:

-Facundo! Mario, de producción.. che, me están pidiendo acá el temita del día de la mujer, qué se yo.. hay un canje con el Sheraton y parece que quieren que hagas en vivo desde allí, el tema es que quieren organizar un almuerzo con minas del ambiente artístico para promocionar el programa... no sé, viejo, inventate algo ya, loco... alguna pelotudez con flores o algo así...no sé, vos ve. Llamame!.-

El cocinero estrella se refriega la cara, se levanta entre sus sábanas Armani y se va hasta la ducha de acrílico transparente que lo hace aún más bello, y se baña girando para poder modelar mejor para una mujer que no tiene pero que imagina sentada en su sillón de cuero negro, observándolo en tremenda performance. Facundo sigue bajo el agua volviéndose más erótico para la mujer imaginaria que lo observa a través de su ducha de acrílico transparente, imaginándose pensado como tremendo manjar para el desayuno.

Como primera tarea diaria, el divo se pone a pensar en el Sheraton, en la cocina, en el día de la mujer, en la comida, en las mujeres. Como segunda tarea abre el refrigerador y saca un jugoso hígado color cafecito y lo pone a descongelar, mientras se pone gel en el pelo frente al espejo. El hígado se descongela rápidamente y toma un color rosado, está tiernito, ideal para la comida del mediodía, para festejar a las mujeres en particular. Facundo concluye que no hay nada mejor que las mujeres sobrias, las abstinentes, las que nunca toman alcohol. Hoy en día, como está la juventud, un hígado así, es difícil de conseguir.

lunes, 30 de noviembre de 2009

La Extraña Discreción de la Genialidad


Sylvie Testud. Nada.
A ver: SYLVIE TESTUD. Nada.
No la conocemos “ni en pelea de perros”. Bueno, es hora de saber quien es esta chica. Sylvie Testud (a la derecha en la foto) es una de las mejores actrices que hay del otro lado del charco, y desde hace rato, no de ahora.


Sylvie no tiene padre famoso ni madre artista , ni abuelo que haya hecho nada grandilocuente en el cine o en el arte contemporáneo, pero ella solita se ha hecho un camino a partir de actuaciones discretas pero de una profundidad increíble como en “LAS HERIDAS ASESINAS” (del director Jean Pierre Denis), la historia real de las hermanas Papin, en la que dos hermanas, que viven una relación incestuosa, asesinan a sus patronas cansadas del maltrato de estas últimas, película por la Sylvie Testud ganó el premio César a mejor actriz. Esta película es imperdible pero hay que tener ganas de verla y el alma preparada, porque es brutal solo teniendo en cuenta la profundidad del drama, y más encima sabiendo que fue una historia real.


Son veintidós las películas que hizo ya a sus treinta y seis años, pero se lució especialmente en “Estupor y temblores”, del director Alain Corneau, adaptación de un libro de la genial escritora Amelie Nothomb (también autora de “Biografía del hambre”).


La última vez que vimos a Sylvie Testud fue en la piel de Momone, acompañando Marion Cotillard mientras hacía a Edith Piaf. Allí Sylvie demuestra ese riguroso talento que le da vida al personaje amoroso, amistoso, envidioso y celoso de la amiga de Edith Piaf. Simplemente brillante, igual que Marion. La una sin la otra, no hacían ese tan buen producto final que fue “LA VIDA EN ROSA” del director Olivier Dahan.


Sylvie sabe elegir sus proyectos, no trabaja con cualquiera y no la buscan para cualquier papel, solo para los que requieren la máxima densidad psicológica de personajes complejos, los que esta maravillosa actriz está acostumbrada a llevar adelante.


Con su carita de triste, flacucha hasta la lástima, Sylvie conjuga talento, un gran carrera y una discreción difícil en gente tan genial. Sin escándalos, sin romances ni fotos en revistas, Sylvie hace su trabajo de actriz, de artista, y lo hace bien.

Demasiado bien.

martes, 24 de noviembre de 2009

Él, el Tiempo y sus Bifurcaciones


Leer Borges es muchas veces leer ciencia.
De hecho muchos textos de ciencia aluden a “Funes el memorioso” o a “El jardín de los senderos que se bifurcan”, acercando esta última obra respuestas ingeniosas a preguntas relacionadas con la mecánica cuántica. En esta supuesta novela policial (denominada así por el mismo Borges) uno de los personajes dice que creará un laberinto y escribirá una novela. Finalmente el laberinto no aparece y la novela está incompleta...hasta que alguien se da cuenta de que la novela ES el laberinto y que el laberinto no es espacial sino temporal.

El planteo del tiempo de Borges fue muchas veces pretendido, tomado y experimentado por muchos directores que intentaron imitarlo, ilustrarlo y poseerlo de mil maneras, pero, a mi entender, quien más se acercó a una interpretación concreta y efectiva fue el director inglés Peter Greenaway en su trilogía “Las maletas de Tulse Luper”. Allí el incatalogable Greenaway no recrea sino que crea, utilizando a su manera, el tiempo borgiano, realizando una trilogía cinematográfica que se mueve en superficies de tiempo y espacio grandísimas en las que todo, absolutamente todo ES, ESTÁ, y está conectado por Tulse Luper. Brillante.

Como muchos escritores de su tiempo, Borges aprendió del cine el manejo de los planos y el uso de las distintas velocidades narrativas. Nutrió y se nutrió del cine que se iba inventando desde el punto del vista de la realización, el montaje, y la experimentación técnica. También fue un activo crítico de cine que respetó y destacó la naturaleza alucinatoria del cine en cuanto a la realidad.Borges perdió la vista llegando al año 55, dicen que igual seguía yendo al cine y que sus favoritas eran las películas de gángsters de Von Sternberg (“La ley del hampa”, “La Batida”).

En una entrevista que le hicieron en los años noventa le preguntaron cuales eran las películas que más le habían gustado o lo habían marcado, él haciendo gala de su brutal sentido del humor respondió: -"Y... me aterroricé con Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960). La vi tres o cuatro veces y sabía cuál era el momento justo en el que debía cerrar los ojos para no ver a la madre...".-

miércoles, 28 de octubre de 2009

LA AÚCA (cuento)

Yo me esperaba un chirlo, un huascazo con el fino rebenque. Ya me tenía acostumbrada el patrón. Todas las mañanas me disponía al paseo cuando se levantaba la helada, y él mismito nos despertaba a todos en corral con su chiflidito bajo. Pero no. Esta vez mandó al Miguel a que me ensillara con el recao más fino y las riendas nuevas. Honestamente pensé que me iban a llevar a la feria a venderme. Esa sospecha acá la tenemos siempre, te llevan y es cuestión de esperar no más que algún viejo te compre “pa’ los nieto”.

Igual yo soy una privilegiada, soy la preferida por mi galope parejo, mis ancas seguras, mis bríos y mis crines rubias (que tanto le gustan a la Valentina, la hija del patrón).

Inquieta en el corral lo vi venir, porque sentí que esa mañana era diferente. Se acercó despacio, con su paso tranquilo, tan moreno y tan callado. Con las botas viejas, el ponchito gris y un sombrero nuevo. Pisó el estribo, pasó la pierna, y como me tocó la verija yo salté instintivamente. Pensé que me iba a fustear. Pero no. Me dijo dos o tres cositas lindas, me acarició las crines rubias, cariñoso, me dio dos palmazos en el cogote, y me echó a andar, mientras el sol dejaba la holgazanería y empezaba de a poco a iluminar la cordillera.

Y fue bien diferente el paseo. Con esa intuición que tenemos los animales y las hembras, lo llevé como no queriéndolo llevar, porque yo percibía lo que le iba a pasar. Pero tratar de torcer el destino de un hombre no era algo que una yegua, vieja y mansa como yo, pudiera lograr. Y anduve, no más. Me fui por donde él quiso, me moví lo menos posible cuando los tábanos me picaron el pescuezo, y pasé de largo el río sin tomar agua, para no perder tiempo, para llenarlo de paisaje todo lo posible por última vez. Lloré un llanto raro contra el viento del mediodía, y me fui con un galope parejito, parejito, cuando en la pampita me hizo galopar... como si me lo pudiera llevar lejos para que no lo alcanzara la muerte.

Solos los dos nos despedimos en este último paseo, el patrón y su yegua preferida, como dos enamorados que cabalgan su última cabalgata de amor y de separación inevitable. El final del paseo se me iba atragantando, iba llegando sin querer llegar, con una sensación de desgarro interior ineludible. Sentí que yo había sido la más importante, su compañera eterna de recorridos en incontables madrugadas heladas, de arreos, de tardecitas de vuelta al rancho. Yo le había dado mi vida y él me estaba dando ahora algo tan importante como su muerte.

Dudé en detenerme cuando se quiso bajar, me dio pena.
Se sentó bajo el árbol y se apretó fuerte el pecho. No quise ver.
Cuando volví a mirar, ya me lo había envuelto la Muerte en su negrura.
Lo dejé no más, ya no había más nada que hacer.

Despacito, con mi alma de yegua triste y resignada, la emprendí p’al alambrado, a esperar que alguien desde el camino me viera, y de verme ahí en el alambre, cabizbaja y ensillada, se diera cuenta que algo le había pasado a mi patrón.

Auca: yegua arisca
Huascazo: latigazo

viernes, 16 de octubre de 2009

CINE HECHO A PULMÓN...AJENO





















Es sabida la eterna lucha entre el mal llamado “interior” y la capital en varios temas. Principalmente me toca aquí analizar o comentar temas relacionados con lo audiovisual asi que a ese tema me referiré.
Me plantea un amigo el otro dia: “che ¿quién carajo decide que los de las provincias tengamos que colaborar con las películas que filma un tipo que soñó al lado del obelisco? Porque con ese cuento del cine hecho a pulmón vivimos poniendo esto y aquello, nos usan, vamos de aca para allá y nunca aprendemos nada y… bla bla bla …uno siempre colabora en lo que puede arengado por funcionarios y después estos tipos levantan rancho y nadie se hace cargo de las cosas ni las deudas y bla bla bla…”.
Yo, que soy toda elocuencia, que tengo un humor espontáneo y que utilizo un lenguaje dominguero envidiable para medio mundo… NO SUPE QUÉ HOSTIA CONTESTAR ante el tsunami real y concreto que mi amigo exponía. Deber haber sido la primera vez que me quedé muda, lo juro.

Por más que no correspondiera que este amigo, cuasi sulfurado, me reclamara a mí algo de lo que no tengo responsabilidad alguna, comprendí que yo en ese momento recibía este desahogo en nombre de los productores del mundo o algo asi, con quienes no tengo la más absoluta relación, pero bue, el hombre necesitaba expresar su desencanto con el cine y justo estaba yo ahí.

Luego de reflexionar me di cuenta que en parte tiene razón. Sin hacer una regla de excepcionales casos de inoperancia, irresponsabilidad o falta de profesionalismo, es corriente que algunos productores, aquí y en cualquier otro país, utilicen en su beneficio la buena fe y fascinación que una propuesta nueva genera en el interior.
Y muchos, por qué negarlo, se aprovechan de ello, haciendo cargo a una provincia, comunidad o zona de todo lo relacionado con la producción.

“Nos larguemos total en la provincia alguien nos va a bancar”, esta es un frase que personalmente la he escuchado más veces de las que me hubiese gustado, y eso le hace mal al cine y a los que hacen cine con una mirada responsable y respetuosa. Es asombroso pero eso se traduce en los temas, relatos y calidad de las películas, es sorprendente ver que la película es el alma de quien la rodó, créase o no.

¿Cómo transmitir esta falta de algunos que hacen que la gente se desencante de algo tan mágico y que puede redituar tanto como el cine? (en la parte turística, cultural, en capacitación para la gente de los lugares en que se rueda, etc.)
¿Cómo llegar a quienes deciden, ponen las firmas y dan plata sin tener control alguno de lo que alguien recibió, a veces por el solo merito de ser un soñador en una gran capital?

No es cuestión de echar, de no recibir o no colaborar, no es necesario sabotear nada, creo que el tema está en separar la paja del trigo, pero eso precisamente, no le corresponde al ciudadano común, sino a quienes tienen la responsabilidad de velar por los intereses culturales, económicos, turísticos y demás de todos a quienes representan, planteando así algún modo de colaborar si, pero controlando, viendo quién, cómo, qué, cuando y dónde se realizan las cosas, y en qué condiciones.
Controlar no es mala palabra, es proteger, resguardar, es empatizar con lo que nos pertenece y lograr que el otro lo haga también. Se puede crear, hacer arte y soñar también así.

martes, 13 de octubre de 2009

LA MIRADA DE GIALLORENZI


Hay seres a los que la luz propia los pone en un lugar fundamental, personas que logran transmitir lo que ven y eso, a quienes los rodeamos, termina resultándonos interesante. Es el caso de Jorge Giallorenzi, arquitecto, fotógrafo, escritor.
Tuve la oportunidad de conocer a este talentoso ser humano, cuya sensibilidad es imposible de omitir. Disfruté también la ocasión de leer lo que escribe y hasta de ser musa de un haiku suyo:


Tarde de arena
al rescoldo la voz
misma armonía

Pasé por la circunstancia de ser blanco de su mirada y aquí está el resultado. La fotografía de Jorge Giallorenzi me revela, por eso la expongo, más para descubrirlo a él que para que me descubran a mí quienes ya me conocen y visitan este blog.
Su libro “ANIKO Y AKIRO” (haiku) es delicadamente extraordinario.
Dispongo aquí algunas pinceladas de esta invitación a la belleza fugaz que es el haiku de Giallorenzi.

Derrama miel
porfiada abeja reina
resfrío fuerte

Entre la nieve
apenas si aparece
el hociquito

Alguien espera
que baje la marea
arroz con pulpo

Bajo el barco
sonidos de ballenas
¡uhh! por poquito

El saltamontes
entre dos alambrados
vibra la hierba

viernes, 9 de octubre de 2009

PASIÓN DE MUJER


Tuve la oportunidad de ver la obra de teatro PASIÓN DE MUJER, del grupo EFECTOS COLATERALES, con el guión y la dirección de Nené Guitart.

Al vivir cotidianamente sumida en diferentes lenguajes artísticos como la literatura y el cine, me cuesta muchísimo evitar el análisis minucioso de los recursos que se utilizan cuando corre la acción. Esta vez para mí fue distinto, no sé si porque el teatro no es mi objeto de estudio o porque tenía ganas de dejar el análisis de lado y disfrutar, pero tuve sensaciones interesantes, abismales y contradictorias con esta obra, que es un transitar por la vida y esa desdicha que dispara el arte en ella. Mujeres, mujeres artistas. Bellísimas, impetuosas, ingenuas, tan presas como cualquiera de su hormonalidad, de su vanidad, del amor, del desamor, de la idealización del otro que nunca termina.

Son cuatro las intérpretes, Marta Golletti, Elda Griffiths, Nelda Scoltore y Graciela Bonansea quienes encarnan con muchísima técnica actoral (cantan, ejecutan instrumentos, realizan monólogos sorprendentes) a estas mujeres que les cuento.

La dramaturga y directora Nené Guitart con una sensibilidad exquisita nos invita a transitar destellos de la vida de estas mujeres, personajes únicos, todos con su genialidad y sus desaciertos. Desaciertos íntimos, tan íntimos que fueron por los que se derramaron precisamente sus talentos personales… y esa pena se siente, se palpa al ver la obra.
Con maestría y cautela, Nené pone las perlas justas para formar un collar exacto, puntual, discreto y certero sobre la emocionalidad femenina. Con humor, con ironía, con
elegancia la obra nos habla de mujeres hundidas en pasiones insondables, irreversibles, que muestran como principal anclaje la feminidad en varias versiones, por momentos llevada al extremo, derivada en pasión para bien y para mal de sus protagonistas. María Callas, Violeta Parra, María Félix… todas con sus historias, vertiéndose definitivas en sí mismas, ahogando para siempre el talento artístico y el juicio personal.

Es brutalmente eficaz el espejo que logró Nené Guitart con EFECTOS COLATERALES en PASIÓN DE MUJER. Historias de mujeres singulares, vehementes, ardientes.
Mujeres.

lunes, 28 de septiembre de 2009

LA ENTREVISTA


Este cuento pertenece también a mi primer libro, "17 Simples Cuentos".
"Un holograma es una imagen tridimensional,
registrada por rayos láser,
proyectada sobre una emulsión especial.
La imágen aparece saliendo de sus límites,
es tan asombroso que es difícil resistir la tentación de tocarla."
Me apuré a subir las escaleras del metro, y ni bien estuve en la acera avisté el edificio. Ante mí se alzaba una enorme pantalla de cristal líquido en la que decía “The Cientifics News” en letras suspendidas en el aire, como desprendidas mágicamente del fondo. Subí, entré y esperé. Simone me hizo pasar y noté que poseía una extraña mezcla de sensualidad, gentileza y formalidad. Era una mujer bellísima pero de una mirada dura y poco expresiva, por momentos me parecía que Simone se disolvía en el aire, pero ese ligero “barrido” de mi interlocutora era muy poco perceptible, y se lo atribuí al cansancio y stress que me provocaban las entrevistas de trabajo que había tenido en la última semana. Conversamos y le dejé mis ensayos sobre el escritorio como me pidió, pero honestamente no pensé que yo le hubiese gustado para el puesto de redactor que buscaban. Finalizada la charla, descendí a las asfixiantes arterias subterráneas y volví a casa.

Pasada una semana, me asaltó la idea de llamarla, sólo para saber si había leído los manuscritos.
Llamé y nadie contestó. Insistí. Un anciano levantó el auricular del otro lado, tímidamente balbuceé “la señorita Simone Short, por favor...” “¿Simone Short…? acá no hay ninguna Simone Short” El anciano parecía estar disgustado, creo que lo desperté de su siesta. “Mmm... ¿Es allí la redacción del diario científico The...?” “No caballero, usted se ha equivocado, esto es un museo...” “¿Un museo?” –respondí-. “Si, un Museo de Arte Contemporáneo y abrimos a las dieciséis horas.”
-¿Pero es la avenida Matucana cuatrocientos sesenta y cuatro? –insistí.
-Así es, joven, es la avenida Matucana cuatrocientos sesenta y cuatro, y es un Museo de Arte Contemporáneo desde hace casi sesenta años, ¡y abrimos a las dieciséis horas!
-Señor, espere, no cuelgue, ¿puede decirme qué expusieron durante la semana pasada?
-No recuerdo muy bien, hubieron unos franceses y a ver... aquí tengo el catálogo, hubo una exposición de hologramas y litografías… ¡y abrimos a las dieciséis!
Dicho esto, el anciano colgó el auricular.

Caminé. Tomé la tarjeta de presentación y leí solo tres palabras: "SIMONE SHORT, Av. Matucana 464", caminé hasta dicha dirección y efectivamente, ante mí se alzó un viejo gran cartel, que lejos de ser una moderna pantalla líquida, decía: “MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO”. Pisoteado y sucio encontré un catálogo: "Semana de la holografía, con la presentación de físicos franceses...", las escaleras eran las mismas, las ventanas mínimas eran las mismas, ese era el lugar en el que yo había estado en una entrevista con Simone Short tratando de conseguir un trabajo de redactor de noticias científicas, definitivamente. Me senté en un banco de la calle, y sólo atiné nuevamente a buscar la tarjeta de Simone Short, que terminé sin encontrar.

Enfoqué mi mirada en infinito y me sumí en mis pensamientos.
¿Qué había sido real y qué no en esa entrevista con Simone Short? ¿Podría ser Simone y su oficina un holograma? ¿Podría yo haber sido una simple rata de laboratorio para un experimento de una agencia de hologramas? Me dije que era imposible que algo así me hubiera pasado, luego me refuté “no, imposible no, es improbable” y me repetí "IMPROBABLE". Volví a mirar hacia el edificio y me vi a mí mismo descendiendo con Simone por las escaleras del Museo, yo sonriente, Simone, enigmática y sensual como la había conocido. La imagen se deshizo en un instante, fue una sensación muy finamente perceptible, como toda Simone, y se desintegró con la naturalidad de una piedra perturbando el agua quieta.

Sentado en ese banco en plena calle, capté con mi más profunda simplicidad, el concepto de IMPROBABLE, y rechacé la más mínima intención de cuestionarlo, por lo menos no yo, un simple muchacho en busca de entrevistas de trabajo.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

SILVIA

Silvia Mellado nació en Zapala pero vive en Neuquén capital desde el 2006. Es profesora y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de la Plata. Su primer libro de poesía, se llama CELULOIDE. Su segundo libro es ACETATO y está en proceso de edición.
En este momento trabaja como docente, también integra un equipo de investigación (textos transgresores) en la Universidad Nacional del Comahue. Ha participado en varios congresos con trabajos críticos o textos de creación. Dice que hoy las mejores novelas que ha leído son EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO de José María Arguedas y EL PASADO de Alan Pauls. En poesía hay una lista interminable de poetas que le apasionan, entre ellos Bustriazo Ortiz, Ana Cristina Cesar, Ricardo Costa, entre otros. Contrario a los dichos populares, Silvia todavía se asombra que la carrera de letras no le haya sacado las ganas de escribir.

Herencia

Nos dejaron
por herencia
la idea de que todo pasado fue mejor
de que nuestras malas letra de rock
les arruinan el lenguaje que
sólo se decían en la intimidad.
Me achacan que no planche las camisas
con la misma inquietud
con la que se admiran
de que me acuesto ilegalmente
y no uso cancanes
cuando hace calor.

Ya hubo otras locas
que supieron suicidarse
o morirse
de sobredosis,
hasta las muertes están inventadas,
ni en la Patagonia desértica
podemos tener un gesto
innovador.
Ninguna presidenta como la gente,
maestras normales
pero amantes de Sarmiento,
malas costumbres
contemporáneas
criemos hijas
con resentimiento
pero en tiempo y forma.


Principalmente advierto que esta autora escribe por necesidad evitando la soberbia idea de comunicar una idea propia con afanes contundentes.
Me gustó este poema porque la escritura de Silvia Mellado tiene para mí un sentido coloquial que profundiza sigilosamente lo cotidiano. En este poema te cuenta, como mateando una tarde ventosa en algún lugar de Neuquén. Te rezonga un poema de joven comadre patagónica, que atraviesa la opaca idea que tenemos algunas, que asumimos muchas, que olfateamos todas.
Cuando Silvia escribe la espiamos porque sabemos que viene algo bueno. Cuando Silvia lo lee nos quedamos calladitas, sabiendo que tiene razón.

martes, 8 de septiembre de 2009

DÉNSELO DE UNA VEZ!

Siempre es un placer ver a Jim Carrey, en lo que sea. Este actor tiene tanto talento y ejercicio actoral que todo le sale bien. Encima, es humilde. Personalmente he seguido su carrera y el tipo tiene aciertos impresionantes en los papeles que ha aceptado. Hay que decirlo así porque a veces se conoce más el perfil de un actor por lo que no aceptó que por lo que sí.
A Jim se lo conoce por las dos cosas, en realidad. Es un verdadero genio, y aparte de eso, un trabajador incansable de la faena actoral. Uno de los pocos que no se quedó dormido en la fama primera y que tiene un dominio de sus aptitudes que le permiten crear ámbitos de comedia y dramáticos con la misma intensidad. Mucha.

En sus inicios hizo de todo, pero será más fácil recordarlo después de “PEGGY SUE SE CASÓ” (1986, de Francis Ford Coppola), una comedia romántica en donde una madre de familia vuelve al pasado a ser adolescente y conocer al marido otra vez. En “LA MÁSCARA” (1994, de Check Russell) Jim protagonizó y mostró que tiene talento de sobra y mucho trabajo como comediante, ahí se talló un poco su modo gracioso- sobreactuado, terminando de consagrarse con ese estilo propio en “TONTO Y RETONTO” , una comedia ácida y tremendamente entretenida hecha en 1994 por los hermanos Farrelli.

En “THE TRUMAN SHOW” (1998, de Peter Weir), Jim mezcla la sobreactuación con el dramatismo dando un resultado emotivamente inquietante, no hace falta llegar al final para que se le ponga la piel de gallina al espectador. Como en “THE MAJESTIC” (2001, Frank Darabont) donde restaura un cine antiguo con su supuesto padre y otra gente del pueblo donde viven, sumergiéndonos en una historia fuerte, controversial y emocionante de principio a fin, en un delicioso duelo actoral con el genial Martin Landau.

Pero donde realmente sorprende Jim Carrey es en “MAN ON THE MOON” (1999) del indiscutido y versátil director Milos Forman, donde interpreta al comediante Andy Kaufman de manera magistral, siendo una película no emotiva desde lo lacrimógeno, sino un film biográfico con un alto nivel filosófico donde se analiza el hediondo mundo de los negocios televisivos.

Este debe ser, lejos, el mejor papel de su carrera. Por eso ya llegó el momento. Ya va siendo hora que lo reconozcan y dejen de esperarlo en el consabido papel de tullido que siempre se lleva el máximo premio. Es hora de que se haga justicia, y le den a Jim Carrey, un más que merecido Oscar.

miércoles, 26 de agosto de 2009

LO QUE DIJO CRISTIAN


Llegó mi libro, cómo todo lo esperado lo recibí con ansias, con orgullo, con miedo, con todo. Lo primero que hice fue dejarlo en la librería Macayo para que vea la luz de lo público, para que aprenda a no tener vergúenza. Y ahí está, espiando a los abrigados paseantes de invierno.
No sé qué decir de él, la verdad que estoy como esas madres primerizas, mareada por el parto, casi sin poder creer que haya terminado este proyecto que llevó mucho de mí en lo emocional, en lo privado. Hace un tiempo lo describí como un libro seco, revelador de el alma femenina, de la mía, de la de todas, con sus cuatro partes bien marcadas, con lo idílico para comenzar, con lo melancólico, con lo enfermizo y con lo glorioso y apasionado al final. Me gusta lo de mi amigo el escritor Basso Benelli digo de él, aqui lo transcribo.

Cuando el poema despliega sus sentidos, liberando al lector de los prejuicios de la aparente poesía encifrada, logra alcanzar un equilibrio entre vida y literatura. Así es como se completa el círculo en que lo dicho detona asociaciones con la experiencia vital, por ende, surge el diálogo de las partes y se nutre. La vida vuelve a manifestarse. Lo que sintió un hombre es concentración de lo que muchos sentirán; lo que escribió un hombre es realidad de lo que otros vivirán, y en ese camino el poeta es eterno.

En Letal intensidad, cuerpo poético estructurado en tres momentos, oímos una voz de mujer a quien “no la apasionó la locura/ de una brisa dulce”, sino el sobrevuelo obsesivo de un amor. Su confesión lírica la sostiene un destinatario esquivo, lejano y enigmático que inspira la totalidad de los versos y se transforma en flujo centrípeto de la pasión, la contemplación, los celos, el odio, su vida toda mientras él protagonice sus días.

Los poemas son breves en su mayoría. Cada serie de estrofas tiene por eje un verbo como categoría, pues el sujeto no se entiende sino en el dinamismo de la acción. Más allá de cualquier recurso imaginista, la escritura se depura de expresiones estériles y alejadas de la confesión como las letras de tango, que por su naturaleza concentran las emociones, la historia personal, la rima aguda que es un golpe de voz como cerrar con furia una puerta. Son relevantes las diferencias con el “objeto del deseo”: correspondencia amorosa, edad, rechazo, atracción, sometimiento, dolor, despecho; todas ellas expuestas a través de melodías hiperbólicas.

Para el sujeto poético, el abandono amoroso es un hecho de sangre. Aunque “a tajo limpio/ vencería la soledad”, no consiente ni se resigna a ello. Quiere llegar al más intenso límite que le sea posible en una relación donde el otro no responde según lo esperado. Es más, está dispuesto a sufrir y ofrecer “a cada perdón/ un golpe”, convirtiéndose en un sobreviviente del amor, “una flor silvestre”, “una niña esencial”, “una valkiria” y hasta una Cleopatra o Taís.


Lo primero que conocí de Nadine Alemán fueron sus 17 cuentos simples, deslumbrantes por su lucidez, su dominio de la observación exacta y el hecho de que no fuera, además, una autora promisoria, sino real; pero más me impactó –al conocerla personalmente- el modo cómo convertía lo cotidiano en arte, la conversación vana en profunda, la prosa en verso. De ahí que ahora podamos leerla en una poesía expresiva, directa y suavemente lírica.

Pensar en Nadine Alemán y en su obra literaria obliga a pensar la Patagonia argentina, sustrato y sustento que la inspira siempre, como trasfondo de belleza que le dio un ritmo especial para escribir. Es pensar también en el sitio que le corresponde a la poesía y al escritor en tiempos de tránsito como éste, porque cuando la vida es tanta, toda intensidad puede ser letal."

martes, 18 de agosto de 2009

EL CORDERO
















EL CORDERO pertenece a "17 Simples Cuentos".

- ¡Años, años viendo cómo se carnea un cordero y justo hoy se te ocurre que no puedes!
Mi padre rezongaba con razón, realmente yo tenía que reconocerlo. Había pasado la mayor parte de mi vida en el campo, recién a los dieciocho años había ido a la ciudad a buscar trabajo. Y hoy volvía sin pena ni gloria, vacío, con una bolsa de arpillera llena de cosas para mamá y mis hermanas, y con frustraciones, muchas frustraciones.

Papá me regañaba a la vista y oído de todos, incluso de los otros peones, gente de campo que se quedaba callada ante la irritabilidad de mi papá, ya un anciano. En otro momento, quizás de más chico, ante el reto de mi papá hubiera largado un insulto y me hubiese ido a sacarle la roña al caballo más arisco de los patrones, pero ahora no, yo sabía muy bien que de un tiempo a esta parte la sola cercanía de la muerte, ya fuera de un cristiano o un animal, me paralizaba. Pero no podía explicarle eso a papá. ¿Cómo explicarle que la vida en la ciudad había guardado para mí ribetes inconfesables? ¿Que los dos años lejos del campo me habían cambiado por completo? Prefería realmente que pensaran que estaba igual, que nada me había cambiado, que la ciudad no había sido nada más que una aventura juvenil y truncada por la falta de trabajo.

Mis hermanas me entendían, en el fondo me tenían lástima, creo. Mamá estaba feliz de tenerme de vuelta, siempre había sido el mayor y el más regalón. Papá seguía retándome y los otros peones seguían diciéndole que se calmara, que no le haría bien a su salud, y Darío, mi amigo de la infancia, mi hermano, quien de mirarme no más sabía lo que me pasaba, era incapaz de adivinar lo que me tenía tan paralizado. Y me llamaba, se reía: “¡Julián, vení, dale, que ya estamos listos y con el fuego prendido! ¡Vení y matá el primer cordero que este es un honor que no se lo damos a cualquiera, che!”. Darío, mi amigo, mi hermano.

Mientras veía afilar los cuchillos, traer el balde, a los perros que se acercaban esperando las sobras, el fuego lanzar chispas, y la estaca de fierro esperando ensartar tremendo manjar, me volvía loco por dentro. Mi corazón se sobresaltaba, cada movimiento que antecedía a la carneada, se hacía lento, como una vieja película, las del cine del pueblo que veíamos los domingos con mis hermanas.
Papá seguía, ya no lo escuchaba, solo veía sus idas y venidas, y miraba al cordero, que desde el corral parecía intuir lo que se aproximaba.

Juro que tuve el impulso de soltarlo, pero algo me dijo que no tenía que interferir en un ritual tan cotidiano y tan ligado a la vida de campo. Mis fantasmas internos no tenían por qué alterar una vida simple como la de mi familia, en la que la carneada no era un acto de muerte sino una actividad más.

Cuando el cordero baló por última vez y el cuchillo lo ahogó, quise vomitar pero me aguanté. Me quedé sentado a la sombra, unos metros mas allá, sobre los fardos, mientras todo seguía su curso, mientras mamá pasaba con la bandeja para las achuras frescas, mientras mis hermanas se peleaban por cocinar la cabeza de tal o cual manera, mientras mi papá y los peones se felicitaban entre ellos por la mucha grasa, y lo grande del cordero, mientras Darío extendía el cuero fresco en el palenque desnudo... y tuve la sensación de que justamente ahí empezaba mi historia de simulación, de simulación de todo lo que había pasado en la ciudad, de ocultamientos necesarios y sistemáticos para no matar de pena a mi papá, hombre de campo, de trabajo fuerte, un anciano, para quien no hubiese sido ni digno ni posible tener un hijo asesino.

Mientras escuchaba cómo mi papá, ya viejo y con justa razón, me retaba por no haber querido matar al primer cordero de la temporada, me quedé sentado pensando en los ojos traicioneros del miserable aquél que embarazó a la Leonor, mi hermana de trece años, un desgraciado que fui a buscar a la ciudad, que encontré en el baile medio borracho y que degollé sin pena en un baldío cercano y por el honor de mi hermana abandonada.

Miré para la casa y vi a la Leonor solita, mirando por la ventana, ocultando el crío en sus brazos. Mirándome, como entendiendo. -

sábado, 8 de agosto de 2009

El Magnético Gerard

“Si la película es francesa, seguro que actúa Gerard Depardieu” dicen los críticos de cine de todo el mundo. Todo un santo y seña del que conoce el cine francés. Y es tal cual. A ver, tomemos tres películas francesas de este año: “LOS TIEMPOS CAMBIAN” (de André Techiné, con Catherine Deneuve) , “LA VIDA EN ROSA” (del director Oliver Dahan) y “EL CANTANTE”. En todas está el hoy macizo sex simbol que salía en revistas de los ochenta sin ropa y tapándose sus partes nobles.

En “EL CANTANTE” por ejemplo, Gerard es “Alain Moreau”, un cantante que pudo haber llegado lejos pero solo anda divirtiendo a los escasos y aburridos trasnochadores de la ciudad donde vive. Entonces conoce a “Marion” (Cècile de France), una mujer bastante más joven que él, ¿y qué pasa? se le viene la estantería al piso, lógicamente.

En “LOS TIEMPOS CAMBIAN” está con Catherine Deneuve. Uno hace de “Antoine” y la otra hace de “Cecile”, dos viejos amores que se encuentran en Marruecos para tratar de reconquistarse. En “LA VIDA EN ROSA” Gerard también está, y aunque la película no alcanza a aprehender la grandeza de un personaje tan significativo como Edith Piaf (pues de ella trata la película) , Gerard está, y con eso, ya tenemos público asegurado. Porque, aunque no nos sorprendan ya sus apariciones, parece que es fijo que si está Depardieu , la pelicula vende.

Pero bueno, todo no se puede y por más que duela reconocerlo (en realidad es un dolor/goce artístico contradictual) Gerard solo, puede más que todos sus personajes. La gente va a verlo a él, no a meterse y vivir la historia que la película cuenta.
Como le pasa a Robert de Niro, que por más que nos esforcemos, no podemos dejar de pensar que, el que hace el personaje, es Robert de Niro. La trama a veces queda absolutamente en la sombra con estos gigantes bien gigantes protagonizándola.

Es que hay tipos que son tan, tan grandes en su magnetismo personal, que terminan tragándose al personaje con su fuerte presencia. Y lo fagocitan.

martes, 14 de julio de 2009

Encendida

De LETAL INTENSIDAD.
Que es contracción constante.
Que es parto solitario.
Que es inmolación por amor propio
y por desamor ajeno.



Encendida tu mirada.
Mi lago patagónico
se torna verdoso
cuando espía la esencia que te entrego.

Ardiente mi lengua
consume tu piel salada,
y baja el camino de tu sangre
hasta tu cuello
que ahora se ensancha de deseo.

Tu sexo me acusa y me desgarra.

Me ata a tu cuerpo
la madrugada.

Por dentro y por fuera
encendida
te pido piedad.

Es nuestra historia
que a cada momento
se debate.

En la cercanía
aunque no digas una sola palabra de amor
yo muero por vos.

Encendida.

sábado, 4 de julio de 2009

¿Cómo era tu nombre?



Debo reconocer que encarar una película china es algo complicado, y suelo hacerlo en mis escapatorias ocultas y snob. Pero CARTA DE UNA DESCONOCIDA de Xu Junglei, hizo que me quedara con la boca cerrada y los ojos abiertos de principio a fin.
Si bien la novela es más antigua "que el hilo negro" (data de 1922 y fue escrita como novela por Stefan Sweig, para ser filmada en 1948 por Max Ophuls, un centroeuropeo ocupado por la prolijidad fotográfica, clasicista y formal), la versión china escarba más profundo aún en la historia de amor propiamente dicha.

Un mañana, un famoso novelista descubre en su buzón una carta de amor escrita a mano, la remitente es una mujer cuyo nombre él no puede recordar. Aunque se desespera intentando, el protagonista no consigue que su memoria traicionera le traiga el nombre de aquel extraño y antiguo amor que no recuerda.
Pareciera una comedia romántica estadounidense pero no lo es. Ambos directores (el alemán Max Ophuls en 1948 y la china Xu Junglei) hacen que esta historia se cuente en una clave psicológica tal, que en cualquier idioma, en cualquier tiempo y lugar, la historia resulta atrapante, doliente y devastadora, como toda buena historia.

Xu Junglei es una cantante, actriz y directora china que tuvo el honor de conseguir el premio a la mejor directora en el festival de San Sebastián en el año 2004. Esta maravillosa mujer es muy popular en su país y también dirigió con éxito otra película denominada MI PADRE Y YO del año 2003.

En CARTA A UNA DESCONOCIDA, Junglei cuenta con sensualidad, calidad, calidez y maestría, la dura historia de una mujer que escribe una carta a un viejo amor que es el padre del hijo que acaba de perder, por lo tanto la carta se transforma en el único lazo de ella con quien la recibe, el mudo y sutil testigo de aquel fugaz amor.

CARTA DE UNA DESCONOCIDA es una obra de arte de principio a fin, con una estética cargada, sobrecargada tal vez pero precisa. Nada la falta, nada le sobra, ni a la estética, ni a la actuación, ni a la narración. En definitiva esta película se desliza con suavidad y armonía por el tan temido e inevitable destino del amor: el castigo de no haber sido jamás consumado como tal.

jueves, 2 de julio de 2009

Mi Amor Insecto

Cuando conocí a Cristián Basso Benelli hace unos años me sorprendió su inteligencia, su don de gente, su simpatía y su deliciosa caballerosidad. Compartimos desde ahí una amistad que trasciende tiempo y espacio. Una amistad basada en la admiración, la generosidad y la íntima confianza, un vínculo amoroso sostenido en la creencia de que el otro es un ser mágico, profundo y natural.
Cristián es poeta y dramaturgo nacido en Santiago de Chile en 1976.
Es Profesor de Castellano y Magíster en Literatura por la Universidad de Chile. Ha participado en encuentros y congresos de literatura en Chile, España y Uruguay. Como dramaturgo, ha estrenado las obras "Muebles de Carne y Hueso" y "Tatiana Taladra".

Ha publicado los poemarios "Alalia" (1994) y "El Amor Insecto" (2003), además de la "Antología 22 Voces de la Novísima Poesía Chilena" (1994).

Ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Iberoamericano de Poesía Paz y Cooperación en España por su obra "La tierra no sabe morir", Premio Gabriela Mistral de Poesía en Chile por su obra "Coméntame si estoy contigo" y Beca Fundación Pablo Neruda en 1992.

Ha participado en diversas revistas y muestras de poesía como Cartas Credenciales (1994), Poesía Chilena para el siglo XXI (1996), Génetrix: antología de poesía joven (1999) y Guía de la Poesía Erótica en Chile (2000).

Cristián es para mí un amigo eterno, leal, honesto. Un hidalgo caballero de las letras, de la amistad y la vida.



De Cristián Basso Benelli:

LAS TAZAS LLENAS DE BESOS
Las tazas son los seres más llenos de besos,
llevan sus costados y sus bordes
llenos de besos guardados,
aunque sus muros de loza
no se abran amorosamente
para recibir mis labios.
Yo he besado más las tazas
que las mejillas transparentes de los vasos.


Al poner mis labios en ellas,
recojo besos enterrados,
y me sumerjo,
idilio adentro,
en los rincones de los jarros,
para tocar a diario sus enlozados bordes.
Últimamente,
estoy besando sus figuras,
y veo con los ojos cerrados de otro mundo…
¡Las tazas llenas de besos!


SOBRE UN CAMPO DE CENIZAS

Amanecí llagado
sobre un campo de cenizas.
A mi alrededor la muerte cosía
mis costras para hacerse un abrigo,
guiñaba el ojo a un ave de rapiña
que a lo lejos se saciaba.
No me dejes ver el abandono
ahora con los ojos de piedra.
No me hagas llamarte a gritos
si extirparon tus tímpanos.

Espérame al anochecer en nuestra casa,
prepara café cargado
y un baño caliente de sales
o flores o lunas desteñidas.

Llagado amanecí y no lo sabes;
amanecí puesto en una caja que nadie abrirá,
salvo tú cuando no quiera abrazarte.

No me prives,
no me pruebes,
no me expongas hoy al fuego del verano.

jueves, 25 de junio de 2009

Dentren leña






-A ver si van apagando la aradio que ya escuchamos los mensajes al mediodía!
-…
- ¿Me oíste Yoana? Que apaguen la aradio , che! ... Una trabaja como burra todo el día y cuando llega... ustedes ahí, sentaditos al lado de la aradio! Pero no tienen nada que hacer?? Bien que para bajar pal pueblo se apuran , si!!!
-…
-Pero che! ¿Son sordos ustede??? Yoana, Evaristo…!
-…
-Los voy a cagar bien a palmaso a loh dóh! Ya van a ver!!!
-…
-Yoana te voy tirar la casé de la Gilda eh… y se va a terminar tanto bailecito con la prima y tanta cuestión con este que trabaja en el aserradero… ¿te crés que no te vieron? Que la patrona te dio permiso, dijo tu madrina… ya la voy a agarrar a esta… andarte defendiendo de tu propia madre…!
-…
- Evaristo, dentrá leña…!!!
-…
- Yoana, sacame las tortafritas, que se me queman! Madre Santa esta juventú
(peeero esta chica que tiene la cabeza en cualquier lao..)
-…
-…
-…
-…
-Evaristo, Yoana!!!!!! DENTREN LEÑA, CARAJO!
QUE SE VIENE UNA…!

lunes, 22 de junio de 2009

De LETAL INTENSIDAD


INMOVIL

En tu triste mirada
la humanidad.

Insoportable
tu oval sentido
que altivo todo lo repasa.

Inmortaliza la impotencia.

En tu ajado corazón
la incertidumbre.

El sufrido disimulo
escurriéndose inconveniente
en tu óptica expresión.

Ahí el mutismo.

Nunca te vi tan inmóvil.

Tu grosero rechazo es total.

jueves, 18 de junio de 2009

Lejos (letra de tango)


El pasado 15 de junio se conmemoró el Día del Libro aquí en Esquel. Se organizó en el Centro Cultural Melipal una tarde dedicada a la palabra donde mucha gente acudió a las distintas propuestas.
Llegando el final me tocó a mí agasajar a la palabra con algo de mi autoría, y lo hice con una propuesta para mí nueva: un tango.
Un tango propio, que ya pertenece al libro próximo, LETAL INTENSIDAD, y que se titula LEJOS.
Este tango fue recitado por la visceral actriz Graciela Bonansea, y bailado magistralmente por mi amigo César Arrúa y su compañera de baile Natalia.
A mucha gente le sorprendió que yo escribiera tangos y otros me dijeron sinceramente que les gustó; aquí la transcribo para aquellos que me pidieron la letra. A esos mismos les agradezco y les digo que si el invierno sigue así, me encerraré con mi adorado piano y para la primavera tendré la música de este y los otros tangos.

LEJOS

Cuando por fin lo ví
y lo pude presentir,
se metió en mis entrañas
y se desvaneció fatal.

Lo que pudo ser “ahora” se deshizo en un “quizás”.
Su cuerpo que era presente
se atenuó en mi noche
sin más.

Se trazó un hombre en la neblina,
oí sus pasos en mi vida,
lo vi por una vez llegar.

Qué fechoría la vida...
darme un hombre,
quitármelo,
pintarlo antojadiza
y volvérmelo a borrar.

Mi pasión quebrada
hoy se diluye
en la negra realidad.

Se queda inmóvil, imprecisa.
No me vuelvo a enamorar

lunes, 15 de junio de 2009

Desafecto


El siguiente poema, DESAFECTO, pertenece al próximo proyecto, pronto a ser editado, LETAL INTENSIDAD. En él evoco todo tipo de pasiones por las que transita una mujer. A mi entender, a mi sentir.

Durante mucho tiempo viví en el vecino país de Chile, un lugar pujante, con la última tecnología y una seriedad digna de ser copiada por otros países. Un país donde fui muy feliz y en donde tengo afectos intensísimos y eternos. Pero también un país donde descubrí una realidad dolorosa a la cual en el próximo libro, le dediqué un capítulo titulado MAPAS DEL DOLOR. Capítulo que responde al alto índice de femicidio que se da en el mundo, que pude comprobar dolorosamente en mi estadía en Chile.
Dice la Ministra Albornoz que en Chile sucede un femicidio por semana.
Una mujer muerta en manos de su pareja, por semana.
Una por semana.
Y que existen oficialmente 107.000 denuncias por violencia intrafamiliar, 88 por ciento de ellas por maltratos a mujeres, tanto físicos, sicológicos y sexuales.
No es solo allá, es en muchos lados, yo le dedico un capítulo entero a las de todos lados, porque en cualquier lugar del mundo, en este mismo momento, hay una, miles, todas en una sola. Alguna mujer, en este momento, está trazando con rabia, con miedo, con la tinta del silencio tal vez, un negro MAPA DEL DOLOR.

DESAFECTO

Imposible soportar
lo insoportable.

Congelamiento total.

Lágrimas de fatiga

Frío perdón.

Perdón preciso.
Perfecto frío.

Imagen dolorosa
la del ahogo final.

La soledad
siempre es glacial.

sábado, 13 de junio de 2009

No es Clint... pero le pone empeño



Sería fácil empezar diciendo que cualquiera con un buen libro y un poco de escuela de cine hace un película. Pero Ben Affleck lo hace mejor que eso en “DESAPARECIÓ UNA NOCHE”, donde se anima y dirige a su hermano, Casie Affleck, a Michelle Monaghan y a un deslucido Morgan Freeman, en una historia en la que los dos primeros son sendos investigadores privados que se atreven a intentar desenmarañar el secuestro de una niñita en un barrio de esos en los que la gente no habla con la policía, aunque a estos dos buenos mozos de Patrick (Casey Affleck) y Angie (Michelle Monaghan), sí les dan datos.

Ben gana de entrada eligiendo esta historia del mismo Denis Lehane, un escritor de novelas negras que tiene como marca registrada una ciudad de Boston con barrios pobres llenos de extranjeros con códigos tribales y reglas de vecindario. O sea, sobre la construcción intelectual armada primeramente por Denis Lehane (sólida firma literaria de Hollywood), Ben hace un film prolijo, rico en ideas y conflictos morales. En resumen: enciende la mecha.
Ben no es Clint Eastwood haciendo Río Místico, (adaptación de un libro del mismo autor), pero se defiende bien mostrando cómo los vecinos arman la red de convivencia, algo brutal y poco democrática pero verosímil, en esta película en la que el conflicto moral es mayúsculo: hay una niña perdida, hija de una madre prostituta y drogadicta, que vive en un barrio en el que en algún momento esta criatura angelical se perderá, si no es de niña, será de adulta. Eso es lo que parece decir el buen alumno de Ben como director en esta ocasión.

Está bueno saber que Ben tuvo la delicadeza de posponer el estreno de esta película, que tenía preparado para principios del 2007, debido a lo reciente de la desaparición de Madeleine McCann. Eso dotó al film, mas adelante, cuando pudo estrenarse, de un interés mayor al que tal vez hubiera tenido.
No daré demasiadas luces del final, pero huelga decir que conviene verla con escepticismo, ya que si bien se muestra un tipo de “mal” claramente inexcusable, también enseña otro tipo de “mal” cinematográficamente mucho más interesante.
En fin, lo mejor de todo es que deja ideas dando vuelta.

domingo, 7 de junio de 2009

La Mañana



LA MAÑANA es un poema que pertenece al poemario LETAL INTENSIDAD, próximo a ser editado, con el cual busco componer una emocionalidad simple, clara, humana, sin artificios ni pretenciones vanas.
LETAL INTENSIDAD son poemas, son tangos, es contradicción que se concentra tanto en lo LETAL como en lo INTENSO.




Nació la mañana sin ti.
Abrí las ventanas

Esperé de la brisa fresca
tu aroma profundo.
Y tan lejano.

Nadie llega.
No hay sorpresa no hay abrazos

Cumplo las horas
negando la melancolía
que de preferencia no habita
en días luminosos.

Yo te espero siempre.

Con los ojos puestos
en la calle.

lunes, 1 de junio de 2009

El Hijo Huacho



Ahí estaba cuando la conocida de pueblo lo vio, y dijo ¿será el hijo de la Nadine?
Ahí no más se le acercó a la amiga que la acompañaba en el viaje.
–Che, mirá, el hijo de la Nadine, ahí con una mujer fumando y otra desnuda al lado… pero qué cosa el muchachito este…!
Ambas se rieron como toda pueblerina que cuando va a una ciudad se cree más, que desde el piso flotante se siente reina y entonces puede cuchichear sobre el pibe de otra que apareció por ahí, huacho y calladito, petiso, flaco, extrañando la carne de capón que comía acá en la cordillera (qué ahora que vive en Madryn, ya no come).
Y desaparece de la vecina chusma el olor a torta frita que llevaba en el colectivo rumbo a la costa en la grandilocuencia de un shopping (que aca en la cordillera no tenemos).
Y el cartel mortecino arriba que le recuerda al huachito de la Nadine a donde llegó (por casualidad llegó, él no sabía que lo iban a mandar ahí),
Una mujer desnuda, otra fumando… más allá un asesino y al ladito el pecado tentando…
-La flauta…¿qué será de este pibe che? Es que la Nadine con treinta años, sola… tenerse un hijo huacho como si nada… y parece que va a tener otro ¿viste?

Cuando las comadres se cansan de elucubrar las posibilidades del futuro de otra y sus hijos, salta la idea que venía queriendo salir. De maldá o de bondá. O de las dos cosas medio entreveradas, una comadre la tienta a la otra:
-Che , la madre sabrá por donde anda este pibe? Y si le mandamos una foto?

viernes, 29 de mayo de 2009

¿Qué es la Dirección de Arte?


¿Qué tienen en común películas como “El Cocinero el ladrón y su amante” (Peter Greenaway) , “Orlando” (Sally Potter) , “La lección de Piano” (Jane Campion), “El laberinto del Fauno” (Guillermo del Toro) o “Alatriste” (Agustín Díaz Yanez)? La respuesta es fácil: es la sensación de sentirnos maravillados, envueltos en la historia que cuenta la película.
La Dirección de Arte es el diseño ambiental en su más alta conceptualidad, investiga el aspecto visual, las épocas, los colores, y arma un criterio coherente a través del vestuario, el maquillaje, la ambientación de lugares y situaciones, para darle sentido a la acción. Ese contexto artístico armado así, debe servir a la historia, es un arte dinámico y verosímil.

Al director de arte se le pide, se le exige verosimilitud, lo que se verá en imagen será lo que el director de arte haya armado para mostrar. Por supuesto sostenido por la puesta fotográfica que lleva otro director (de fotografía) con quien todo puede ir bien… o mal. Así son los egos. Y si, es que el director de arte generalmente arma todo con minuciosidad y su trabajo es tan importante como el del Director de Foto que pone el criterio lumínico para realzar el trabajo de la “gente de arte”, como suele llamársele.

Entre las grandes puestas de dirección de arte podemos tomar el caso de “Alatriste” con Benjamin Fernández como director de arte, con una puesta visualmente impresionante y un estudio de referentes pictóricos de la época excelentemente bien logrados, que junto con un excelente director de fotografía representan íntegramente la estética del Barroco español. Realmente impresionante cuando se ve en imagen vívida la representación del cuadro “La Rendición de Breda” de Velázquez. Allí también se ven los bodegones de Sánchez Cotán y la influencia de Caravaggio. Todo esto acompañado del vestuario sutil y acertado de Francesca Sartori. Con esto quiero decir que la Dirección de Arte no es solo un genio metido en libros de arte e historia sacando cuadros que copiar delante de una cámara de cine, si no más bien un equipo que va tras un concepto visual concreto.

La dirección de arte necesita crear un estilística que sea verosímil, coherente, que esté al servicio de la historia, por eso es posible que nunca recordemos los nombres de los directores de arte, o que cuando veamos que ganan premios nos preguntemos qué hicieron para ser tan aplaudidos, pero eso es lo mejor, lo mas interesante, no saber sus nombres, ni quienes son sus equipos ni cuando tiempo les llevó su investigación estética, histórica. Lo más interesante es sentarnos en el sillón o la butaca y sumergirnos en los mundos que ellos armaron para que nosotros nos maravillemos, nos salgamos de nuestra época y nos metamos en la que ellos crearon para nosotros, que finalmente sintamos que somos parte de la historia que la película nos está contando.-

Invierno a la Kubrik



Pocos directores han pasado por todos los géneros como lo hizo Stanley Kubrik en las doce películas que conforman su carrera cinematográfica. Solo doce películas marcaron la trascendentalidad de un genio como Kubrik en la historia del cine. Este excéntrico director fue, antes que nada, fotógrafo, y adoraba la imagen estática y los largos silencios, recursos que utilizó muy sabiamente en casi todas sus películas.

Si bien son indiscutidas obras maestras cintas de él como “Espartaco” (cine épico), “La chaqueta metálica” (cine bélico) o “La naranja mecánica” (ciencia ficción), la más atrayente es “El resplandor”, con el genialísimo actor Jack Nicholson.


Y es la más interesante no solo por la pelea que protagonizó con el autor del libro original (Stephen King, quien esgrimió que el director no respetaba la naturaleza de la historia), sino por la refinación realizativa y narrativa que el director le da a su película. En “El resplandor”, Jack Torrance, un escritor frustrado, consigue trabajo como cuidador de un viejo hotel al que irá a pasar todo el invierno con su señora y su hijo pequeño, Danny. Ya en el hotel, Jack Torrance comienza a dar muestras de cierta enajenación mental, mientras su hijo recibe “resplandores” telepáticos de episodios sangrientos que ocurrieron en el hotel. Kubrik muestra como nadie una serie de imágenes que jamás podremos olvidar: como Jack Torrance con un hacha buscando a su mujer para matarla, o Danny, el hijo, siendo testigo de la aparición de gemelas muertas cruelmente descuartizadas allí mismo.

Si bien hay nuevas películas de terror, y demás subgéneros, que son excelentes y que hacen descubrimientos más que interesantes en la narrativa, la realización cinematográfica, la psicología y el “infierno” humano, Kubrik con su resplandor artístico nos deja atravesados a todos, de eso no hay duda.
Pasa algo curioso: todos quien hayan visto “El resplandor”, la quieren volver a ver. Al fin y al cabo, y viendo la nievecita que se acumula afuera, amenazando con aislarnos en aterrador aburrimiento, ¿quién no quiere pasar un invierno a la Kubrik?.

lunes, 11 de mayo de 2009

La Experiencia Creativa y el Bla Bla



Moverse en el mundo creativo no es fácil, y transitar de uno a otro, mucho menos. Personalmente me he aventurado en dos de ellos: el realizativo y el literario. En el realizativo la creación de guiones, que las más de las veces son publicitarios, con toda la inmediatez y liquidez propia de ese trabajo. En el literario me he sumergido en el mundo narrativo con bastante buena suerte y respuesta de los lectores. Y ese mundo me ha parecido rico, algo laberíntico pero propicio para las audacias intelectuales más interesantes. Mi primer libro editado es “17 Simples Cuentos”, “pequeñuelo que avanza sigilosamente, en el que cada historia funciona como una cuenta de un collar, precisa, compacta, circular”, como se atrevió a decir un colega chileno a quien agradezco semejante elogio, es un tránsito por esta agradable, vertiginosa y contradictual experiencia de escribir lo más en serio posible.


Cada escritor tiene su proceso creativo propio, algunos, cargados de talento cuecen obras maravillosas en poco tiempo, otros precisan de más voluntad de trabajo, de más fruición. Y también, por qué no, los hay sin lo uno ni lo otro, solo con la intención de aventurarse a transitar el proceso creativo con la más licenciosa de las libertades.
Pensando en los primeros, en relación con los segundos (en donde me incluyo), recuerdo un refrán que me inventé y me repito cuando no tengo ganas de escribir: “Trabaja vamos, trabaja! Qué Heminway hubo uno solo, los demás somos todos esmerados aprendices!”. Y esta confesión viene a cuento de que eso de la musa es, justamente, puro cuento. Perdónenme los amigos escritores que lo usan para conquistar “musas” pero convengamos que es así. La musa no viene ni va, no sube ni baja, por lo menos en los más de los casos, la literatura es trabajo. Es averiguar tal vez, sacar si, encontrar esa idea loca que anda por la cabeza de uno, pero el resto del tiempo, un ochenta por ciento más o menos, es más técnico que creativo, es pulir, pulir y pulir, mientras nos sumimos en la contradicción de guardar con celosía ese espíritu primario de nuestro retoño creativo o seguir afinándolo para que quede algo mejor, pero quizá muy, muy alejado de lo que pensamos en un principio.

ALGUNOS BLA BLAS

Uno de los primeros bla blas que puedo traer, sin ofender a nadie ni calificar menos, es eso de que para escribir cosas nuevas hay que hacerse el “nuevo”, el “rompedor de esquemas si o si”. Léase adoptar estilos fisonómicos, de actitud, de vida o de conducta para crear. Entre éstos destaco teñirse raro el pelo, vestirse estrambótico o hacer callar al resto con frases como “cállense, no me molesten, estoy pensando…”. Este estilo de cosas crece y florece y termina siendo como una condición para el escritor: finalmente hay que “parecerlo más que serlo”, y doy fé porque lo he vivido en carne propia hace un tiempo, en donde fui convocada para escribir dos de los trece guiones de un proyecto para una serie bizarra de la televisión chilena, allí me encontré que en la reunión del canal con los otros guionistas participantes. De repente estaba rodeada de góticos, pseudos vampiros y un sin fin de alfileteros humanos con aritos por aquí y por allí, con los que no nos diferenciábamos mucho en el estilo de escritura (en ese caso por lo menos, éramos los convocados para un mismo proyecto) pero que de aspecto físico y actitud distábamos mucho. Por supuesto que me alejé y a la próxima reunión en el canal fui con un ajo en el bolsillo y un detector de metales.

Otro bla bla es el de las super ventas de libros. La mayoría de la gente, cuando se entera que uno escribió un libro te pregunta ¿Cuánto vendiste?, como un santo y seña que les impide alejarse de la cultura en que todo debe ser medido si o si. Si no hay medida, no hay vida, pareciera decir el mundo al escritor. Ese es uno de los bla blas más corrosivos, porque lo que se vende mucho no necesariamente es lo mejor. Es más, haciendo un suave razonamiento, es posible que la literatura industrializada apure, atore y ahorque al escritor para “enlatar” su proyecto y que éste termine firmando cualquier cosa, sin el tiempo ni el “estacionamiento” que necesita una obra literaria de cualquier naturaleza.
Ni hablar del plagio de obras o sencillamente de ideas.

Finalmente, y lo que no es ningún bla bla en absoluto, es lo que la literatura deja en el lector. Eso si que no tiene nombre ni precio, sino que un valor incalculable, sus testimonios dan una alegría difícil de describir. Personalmente es el mejor de los premios que pueda recibir, como cuando una tarde que deambulaba por “la anónima” un señor espontáneo se me acercó y me dijo “…usté es la escritora ¿no? Dígame, esa gente que cuenta en el libro ¿existe de verdá?”.

jueves, 30 de abril de 2009

Quiero Ser Agua



Este cuento pertenece a los 17 simples cuentos que forman parte del proyecto que edité anteriormente, en el año 2006, y antecede a los que en estos momentos escribo, para editar otro libro de narrativa entrado el 2010.

Llueve copiosamente sobre Santiago, miro hacia la calle y solo veo gente que corre y se apresura para no mojarse, como si la lluvia los oxidara, como si el agüita fuese un destino húmedo y caprichoso del que quieren escapar. Finalmente nunca entendí la necia actitud de intentar huir, de la lluvia y del destino. Quiero ser agua.


Miro el reloj de pared, falta media hora. Media hora para salir a almorzar, para que Ignacio y Cristina se vayan a desatar su pasión por ahí, para que pase el último cliente a pagar su factura, para que yo por fin pueda agarrar mi piloto, y para que me deshaga de Guillermo y su eterna invitación a almorzar verduras. Media hora y daré mi sorpresa a la gente que transita el centro, media hora y seré el primer hombre que es agua. Acabaré con la perpetuidad, con la repetición asfixiante de todos los días que son tan iguales, viajaré por las alcantarillas, tomaré la forma de caños, de arroyos, de charcos, seré de mil formas distintas. Tal vez me eleve y vuelva a caer. Como cae el agua ahora.

-¡Oiga, oiga, cajero! ¿Cobra o no cobra? ¡Por favor...!
-Uh, sí señora, disculpe, le cobro...
La una, la una, la una, que sea ya la una. Qué sensación extraña, hoy no me revuelve el estómago el olor a Mary Stuart en exceso de la mujer que viene a pagar, hoy no me resulta tan invasivo su olor ni su mano metiéndose a través de la abertura en el vidrio, ese hoyo circular perfecto y mezquino que me comunica con el mundo, como una ínfima ventana donde todos se esfuerzan por poner su cara para decirme que les cobre de una vez. Si todos supieran... ahora entiendo mejor que nadie el sentido de la satisfacción oculta.


Yo. Yo todos los días. TODOS LOS DIAS, con la infinitud de repetir “TO-DOS-LOS-DÍ-AS”, constatando que se me hace aplastante esa frase, y que me encontraré en unos años con un pesado recuerdo conteniendo la nada de TODOS LOS DÍAS hasta ahí.
-Cabrera, Cabrera, ¿querés almorzar conmigo? Deberías hacer dieta un poquito eh, así nunca vas a conseguir novia, vos... Vamos Cabrera, vamos al restorán naturista.
-No gracias, Guillermo, tengo un compromiso, mañana te acompaño.
-¡Cabreraaaa...!
Me deshago de Guillermo y de su pálida convicción de que comiendo verduritas le va mejor, cuando en realidad ese menú de “vida natural” que tanto lo obsesiona es un placebo de plástico y más plástico disfrazado con total naturalidad. Si supiera, si pudiera ver, si por lo menos le picara el tedio, le molestara un poco. Pero no.


Salgo a la calle, y ahí vamos los dos: mi gloria secreta y yo, aplastando a TODOS LOS DÍAS que me agobian. Camino sintiendo el placer del agua tibiecita que me moja la cara, que descubre mis rasgos. La solitaria llave de la terraza juguetea en mi bolsillo, la aprisiono y se humedece con el sudor nervioso de mi mano. Empiezo a ser agua, finalmente.

Entro al edificio, tomo el ascensor y voy dejando pasajeros en el camino. Llego solitario al último piso y trepo rápidamente los escalones hasta la azotea, abro con la llave que me dio el conserje y salgo a la terraza, donde me espera el pendón de lona que mandé a hacer a la imprenta, (me costó casi un cuarto de mi magro sueldo de cajero); el cartel que gracias a una jugosa propina al conserje, días atrás dejé escondido en esta terraza de edificio de oficinas en pleno centro que ya nadie visita.

El agua me golpea furiosa, me apura. Llevo el pendón hasta el pequeño muro que da a la calle, lo aseguro bien con clavos y lanzo el rollo y... ahhh, ¡que maravilla! se despliegan los 50 metros de pendón y tapan todo el frente del edificio:

AGUA... AGUA... AGUA....
AGUA... AGUA...
SOY AGUA


Se despliega la sorpresa de todos los transeúntes, estrujo mi gloria secreta, levanto los brazos, triunfal, festejo mi valentía solitario sentándome en la pequeña pared que sostiene el pendón, dejo mis pies colgando, todos quedan atónitos al leer mi cartel.

En dos segundos empiezo a oír las rasgaduras de trincheta en el pendón, provenientes de las ventanas del edificio que osé tapar, aparecen medianamente sincronizadas a pocos metros de mí y, como en una barata obra de teatro, varias corbatas que vuelan el viento, y las caritas que se sacuden hacia los costados, hacía arriba y hacia abajo buscando al responsable. Y cuando me ven, como en una estudiada coreografía, aparecen desde el edificio más caras y con ellas miles de especulaciones en cuanto a mi salud mental y mi destino inmediato.


Allá abajo en la calle algunos se detienen, hay muchos “ohh” y algunos aplausos. Otros no, siguen de largo, continúan, ya es tarde para ellos, siguen protegiéndose sin poder detenerse por un momento en medio de la lluvia a leer mi apología. Diviso a Guillermo (mi compañero, el que calcula las calorías del asado del domingo) entre la gente que se amontona a observarme. Guillermo que se desespera, que me hace señas, que mueve los brazos, que grita algo que no oigo desde aquí, hasta ensaya un protagonismo ridículo ante la multitud, diciendo que me conoce, que sabe quien soy. Sacudo mis piernas como si estuviera en una hamaca de plaza, las chicas tapan sus ojos ante cada movimiento de mis piernas, como anticipando una caída. Y con acostumbrado disimulo, a unos metros de Ignacio, Cristina. Allá Cristina, mirándome.

Repasando en su mente las miradas mudas que nos dimos hasta aquí en estos dos años que llevamos trabajando juntos, masticando finamente en su cabeza la culpa por lo que no fue entre nosotros, por lo que sí es con Ignacio todos los mediodías. Cristina mirándome.Y desde aquí yo solo sueño mi vuelo, sueño que me derramo, que me convierto por fin en agua, que goteo definitivamente mi persona a través de los doce pisos, que por fin me escurro de TODOS LOS DÍAS hasta aquí. Yo por fin, siendo agua.