martes, 7 de abril de 2009

El del Otro Lado



Miro al del otro lado como si fuese la primera vez que lo veo,
descubro su miopía y su fino silbido nasal al inspirar.

Focalizo su incipiente calvicie, lo compadezco y prosigo mi inspección.
Me detengo en sus uñas carcomidas
y en su piel seca y ajada de tantas afeitadas matinales.

Me concentro en oír su tecleo en la computadora,
como un repiqueteo incesante y somnífero,
que le da sonido a su habitual mudez
(confieso que jamás he oído su voz).

Trato de disimular que lo miro,
y comienzo un diálogo inusual de oficina con un tecleo propio.

Retomo mi investigación por su escritorio
y me quedo a su costado derecho
en una foto desdibujada de su familia,
un muñeco sin una piernita, y un calendario dos meses atrasado,
pequeños trofeos de su pobre cotidianidad.

Me sumo en mi tecleo y él en el de él.
No hubo convenio en el diálogo.

Más tarde decido recomenzar mi extraña exploración
pero él ya no está en su escritorio,
pareciera que el pobre ser humano que estaba sentado frente a mí
(¿acaso era yo?)
se deshizo con las horas.

1 comentario:

Ale dijo...

Muy buenoooooooooo!
Me gustó.

Que andes muy bien, che!
yo bien... a la espera de mi cumple...!!! =)