martes, 6 de abril de 2010

Tragos Secuencia


Es conocida la pregunta que se hace la gente cuando ve ebrios en pantalla: “- ¿Este tipo está borracho en serio???”. Y es natural, porque hay actores que muy en serio recrean borracheras para sus personajes que uno no sabe cómo definir. Uno no sabe, como espectador, pero la mayoría de los grandes “borrachos” del cine han hecho de la ebriedad un código, y hasta se definen estilos a la hora de filmar.

Por ejemplo está el trago francés, saboreado y pausado, como los que se tomaba John Barrymore y del que fue maestro el compadre. Está también el trago ruso, propio de Kirk Douglas que con un fondo blanco nos dejaba atónitos esperando que se vaya zigzagueando. También está el trago alemán que se daba Emil Janing y Vincent Price, y que recordarán que se dio Harpo Marx en la película EN EL OESTE.

El trago británico es conocido también porque se lo dieron Peter O’Toole y Richard Burton, un trago que se toma en pequeños sorbos sobre el borde del vasito. Y tenemos el mejor y más espectacular que es el trago americano (siempre convenimos que los yankis tienen sentido del espectáculo para todo, hasta para eso…), este trago americano tiene la particularidad que se toma empinando la botella, lisa y llanamente, y sus maestros son Antony Quinn en VIVA ZAPATA (el que lo vio, no puede negar que le tipo la lleva con ese trago secuencia) , Humphrey Bogart en LA REINA DEL ÁFRICA lo desarrolla bastante bien, como Gregory Peck en GRINGO VIEJO y Clint Eastwood en SIN PERDÓN.
Pero el que se lleva la estatuilla de la botella de oro es sin duda William Holden en la película GRUPO SALVAJE. Por Dios que borrachera se habrá agarrado si en esa botella había whiskey en serio. Por último debemos recordar el trago irlandés, una síntesis de todos y el más refinado y bello a la hora de filmar, y bien lo supo John Ford en LA JUNGLA DE ASFALTO mientras dirigía a Sterling Hayden allí tomándose el trago. También se ve maravilloso Gregory Peck alcanzándole un tequila a Pancho Villa en GRINGO VIEJO.

En fin, un trago ritualizado, como estos que acabo de enumerar, no son caprichos de un director o debilidades de un actor, más bien son la radiografía de un carácter, de un estilo de vida, de un lenguaje dentro de otro lenguaje, y finalmente se transforman en momentos inolvidables del cine, como debe ser.
Salud.

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